miércoles, 28 de agosto de 2019

Mascotas

Animales que te marcan la vida

Recuerdo mi primera mascota, Coquis, una cocker dorada que al subir y bajar las escaleras se pisaba las orejas, alegre y juguetona, fue mi primer compañera canina, luego llegó Chata, mi primera bóxer, fueron compañeras por un tiempo, pero cierto día algo pasó.

Llegué a casa y vi a Coquis tirada en el suelo, no pasó mucho tiempo hasta que esta dejó de respirar, en ese momento no entendía qué pasaba pero solté unas cuantas lágrimas pues ya no iba a poder jugar con ella, tiempo después resultó que alguien había puesto veneno en jamón y lo había lanzado a nuestro patio.

Esa fue mi primera experiencia con la muerte, pues hasta hace relativamente poco tiempo tenía hasta mis dos bisabuelas vivas (a mis bisabuelos ya no les conocí), tiempo después llegó Shimano, un bóxer qué imponía respeto pero en realidad era muy cariñoso.

Shimano y Chata tuvieron un par de camadas, eran camadas grandes (7 y 8 si no mal recuerdo), con la peculiaridad de que en ambas uno de los cachorros había nacido muerto, eventualmente regalamos los cachorritos y nos mudamos a mi actual casa.

Fue entonces que llegó Layla a mi vida, y de verdad que no me alcanzan las palabras para describir lo mucho que me ayudó, recuerdo no poder conciliar el sueño por sentirme solo, vacío, llorar por extrañar a mis amigos de los cuales no me pude despedir, y fue ella la que me acompañó, fue mi niña la que estuvo siempre ahí para escucharme.

Shimano se enfermó, jamás supimos bien de qué, a pesar de haberle llevado a múltiples doctores y hacer todo por descubrir qué era lo que tenía nadie pudo decirnos qué le pasaba, nadie pudo darnos solución a la enfermedad que lo aquejaba.

Cierta noche Shimano salió a dar vueltas por el patio, pensábamos que era una señal de que iba a poder curarse, después de varios días acostado sin hacer nada se había levantado a caminar, por desgracia no fue así, a la mañana siguiente en cuanto mi papá bajó (tenía el tobillo roto en ese entonces) se desplomó y murió, sólo le esperó para despedirse.

En cierto punto de la historia mi tío Manuel trajo a Daniel (creemos que era Daniela en realidad) a la ciudad pues él ya no podía cuidarlo y decidió que lo mejor era que lo tuviéramos nosotros, Dani tenía ya más de 25 años con él y en mi casa sólo a mí me hacía caso, con las demás personas tendía a intentar picar, pero desde niño a mí me dejaba cuidarlo.

Llegó Temo a la casa, un bóxer blanco que mis papás encontraron mientras buscaban piezas para poder restaurar la sedaneta, entre él y Layla le hacían la vida imposible a Chata pero esta siempre tuvo paciencia con ellos, los tres vivían tranquilos hasta que un día Chata se desplomó sin más.

Un coágulo en la pierna evitaba que pudiera respirar, se podía operar pero sólo retrasaría lo inevitable, así que tomamos la decisión de dormirla, siempre he tenido la idea de que es egoísta mantener vivo a un animal que sufre para cumplir el capricho de tenerlo en casa, hay que aprender a decir adiós aunque duela.

Tiempo después Daniel se enfermó, el invierno le había provocado neumonía y no pudimos hacer nada, al ser animales de presa no presentan síntomas hasta que ya es tarde, así que sólo pudimos hacer que estuviera tranquilo en sus últimos minutos.

Fue entonces que Frida llegó a mi vida y cierto día mi papá le compró a Effy, una cuya, tiempo después, por motivos de que los cuyos no deben de estar solos o se deprimen, compramos a Jane, vivieron con ella un bien tiempo hasta que previo a mi operación de la vista las trajo a mi casa pues ella ya no era capaz de dedicarles el tiempo necesario a ellas.

Pasaron mil cosas, terminamos y hubo un drama gigante, pero eso no importa, el punto es que decidí quedarme con ambas, y mentiría si dijera que fuese una idea que me ilusionara, pero con el pasar de los días, de las semanas, me fui enamorando de ese par de bolas de pelo que chillaban para extorsionarme.

En algún punto llegó Goya (rebautizada Perla), una guacamaya azul que, igual que Dani, hizo conexión conmigo de inmediato, a día de hoy sigo siendo de las pocas personas a las que Perla medio obedece, y por alguna razón, cada que se mete a la casa va a mi cuarto a hacer desastre.

Es aquí que Max llegó a la casa, tanto Layla como Temo ya eran grandes en este punto, por lo cual un cachorro tenía energía de sobra en la casa, fue así, que un 15 de septiembre ocurrió una desgracia.

La puerta de la casa se quedó abierta, Max subió y, de alguna manera que seguimos sin entender, consiguió abrir la puerta de la cocina y atacó a Effy y Jane, la primera salió ilesa, la segunda se las vio mucho peor.

Cuando llegamos a casa Jane estaba agonizando, la llevamos al veterinario pero nada se pudo hacer, para bien o para mal, Effy salió ilesa y pudo seguir su vida sin problemas, sin embargo, hubo que conseguirle una nueva compañera.

Fue entonces que llegó Paloma a la casa, pensamos que Effy podría molestarle por ser pequeña, pero pasó todo lo contrario, Effy la adoptó como si fuera su hija y su relación fue mucho más tranquila que la que tenía con Jane.

Todo estaba tranquilo, pero de un par de semanas para acá Effy enfermó, comenzó a verse decaída y lo noté, un mal congénito le había despertado, poco se podía hacer, sólo hacer que estuviera cómoda y esperar lo mejor.

Ayer por la noche antes de taparlas vi a Effy ya sin ganas de moverse, tenía incontinencia (señal de que está ya grave un cuyo) y me di cuenta de que muy probablemente no iba a pasar la noche, fue así que la tomé en brazos, la acaricié un buen rato y la dejé que comiera un poco de mi cabello, le di un beso y me despedí, hoy por la mañana al bajar ya no respiraba, se quedó dormida y no despertó.

Paloma chilló para avisar que Effy se había ido, la levantamos y enterramos en el jardín, después de un poco más de tres años y medio había llegado la hora de despedirse, fue difícil, pero tengo la certeza de saber que Effy pasó una buena vida, y le agradezco que me haya dejado saber lo que pasaba y me haya dejado despedirme.

La partida de Effy me deja muchas cosas, por un lado deja la necesidad de conseguirle una compañera a Paloma, por otro lado es la ruptura del último lazo qué teníamos Frida y yo, casi suena poético decir que en este caso también me tocó a mí cuidar lo último que quedaba de la relación.

Quiero agradecer a todos los que dedicaron un poco de su tiempo a preguntarme cómo estoy y a darme sus condolencias, de verdad que necesito un abrazo, pero saber que hay gente que se preocupa por mí me hace sentir tranquilo, los quiero.

Disfruten a sus mascotas amigos, su compañía es un regalo, no un derecho, por desgracia su vida no es tan larga como la nuestra, si de mi dependiera le daría años de mi vida a mis mascotas para poder estar con ellos hasta el último día de esta.

Hoy me iré a dormir triste pero tranquilo, sabiendo que no pude hacer más por mi niña, sabiendo que ella querría que cuidara a Paloma.

Adiós mi niña, ya has alcanzado a Jane, jamás voy a olvidarlas, gracias por hacerme tan feliz, gracias por hacerme un padre. Nos vemos pronto.

sábado, 17 de agosto de 2019

Con cariño, para ti.

No te conozco, te quiero

Es curioso, hace unos meses eran las tres de la mañana y la inspiración llegó, sin más, recuerdo intentar ir a dormir y fracasar sin más, no fue sino hasta que plasmé todo en un texto que pude descansar, así funciona la inspiración supongo, uno no elige cuándo llega, simplemente llega y uno tiene que sacarle todo el provecho posible.

Mentiría si dijera que sé a quién le escribí esto, de momento ella no tiene ni rostro ni nombre, pero sí tiene un lugar en mi corazón, sí tiene un espacio en mi vida, no la conozco, pero sé que le quiero, así funciona esto, y bueno, me gusta creer que existe, me gusta creer que no le escribí a una pared, así que, sin más, te dejo aquí esta carta cariño, espero te guste.

"Carta a una extraña"

 

Otra noche sin poder dormir, esto del insomnio se ha hecho una costumbre, no es tan malo después de todo, pues es de madrugada que te puedo ver, que puedo imaginar que estás aquí y comparto un rato contigo, no te he visto una sola vez en la vida y, sin embargo sé que te quiero, sé que quiero compartir mi vida contigo, sé que te quiero ver feliz.

Mi pasado es difícil de contar, creía saber qué era el amor y cómo funcionaba pero terminé con el corazón roto, desde entonces he sentido miedo, miedo de querer, miedo de entregarme a una persona y terminar lastimado, pero es que contigo no sé qué me sucede, quererte es algo que no puedo, ni quiero, evitar, devolviste la luz a mi vida que estaba a oscuras y es por esto que quiero regalarte cada destello, pues cada destello te pertenece.

Debo de aceptar que no he perdido el miedo, sino más bien he encontrado el valor, no sé si es tu mirada, no sé si es tu sonrisa, quizá es sólo que en medio de la noche susurré tu nombre como si significara algo para mí hoy en día, como si no fueras una extraña, no le encuentro lógica a lo que provocas en mí, pero sé que si fuera capaz de encontrarla no sería sincero, todo lo racional viene acompañado de frialdad y yo quiero hacer de mis brazos tu abrigo en invierno.

Te esperaré, sentado en donde siempre, no tardes mucho por favor, sólo tengo una vida para quererte y me gustaría poder hacerlo por más de un instante, hace tiempo dejé de lado mis cadenas y aprendí a volar, si eres libre volemos juntos, si sigues presa ten presente que antes de meterme en tu celda quiero ayudarte a escapar y encontrar tu rumbo.

Mi cariño es pólvora en espera de una chispa para encender, ven y vivamos juntos en la explosión donde sólo seremos tú y yo, donde lo único que importa es lo que somos, no lo que hemos sido, te quiero aunque no me conozcas, aunque para ti siga siendo un desconocido. Sonríe, que así te ves más hermosa y sé libre, que sólo así puedo hacerte compañía.

Hasta luego cariño, te mando un beso, te veo pronto.

-EMZA. 

Bueno, eso es todo amigos, llevaba rato sin subir nada al Blog y hurgando entre mis notas me encontré con esto, si conocen a la destinataria hagan favor de hacerle llegar mi carta, díganle que la estaré esperando. Los quiero, sean felices.

-EMZA.

Escribiembre 2021

 Sigo vivo... O al menos eso creo. Hola, soy yo de nuevo, por desgracia sigo con vida... Pero bueno, ya está cerca esa época del año en que ...